La Tragedia del Pecado: Epidemia Mortal para Todos – Parte 1

“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas, pues todo aquel que hace lo malo detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al descubierto. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son hechas en Dios.” Juan 3:16-21

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ESTUDIO # 7

Introducción

Hay una enfermedad mortal en cada ser humano: el pecado. Esta enfermedad infecta a todos aquellos que amas y es trasmitida de padres a hijos. Algunas personas creen que pueden vivir escondiendo su pecado y que Dios pasa por alto este problema de la humanidad. Sin embargo, lo que vamos a descubrir como verdad es que Dios odia el pecado del hombre, pero, afortunadamente, Él ha provisto un remedio para este mal de la humanidad. Es por eso que vamos una vez más al Evangelio de Juan a fin de que consideremos algunas porciones bíblicas relevantes sobre este tema.

El Médico a quien debemos buscar.

En Juan 1:29, el evangelista Juan llama a Jesús de: “el Cordero de Dios”. Según Juan, ¿qué hace Jesús con nuestro pecado?
Leamos Juan 5:17-18 y respondamos: ¿Quién es Jesús? ¿Qué revelación presentaba Jesús al declarar que Dios era su “Padre”?
¿Cómo reaccionaron los líderes religiosos ante esta declaración? Veamos, además, Juan 10:30-33.
¿Quién ha de juzgar a todos los pecadores en el final de los tiempos? Leamos detenidamente Juan 5:22, 26-27.

El remedio para la cura del pecado.

¿Qué medicina sugiere Jesús para la cura del pecado del hombre? Ver el texto de Juan 3:3.
Entonces, no basta nacer físicamente, pues por causa del pecado, todos debemos experimentar un segundo nacimiento en nuestro ser interior.
Necesitamos pues, nacer de nuevo, porque sin Cristo el Cordero de Dios, el pecado permanecerá en nosotros y estaremos sujetos a la esclavitud. Quizás vale la pregunta: ¿de quién somos esclavos? Juan 8:34-36.
Según Juan 8:44, ¿Quién es el padre de todos los pecadores?
Por el pecado, el diablo se hizo nuestro padre y es él quien quiere vernos en el infierno eternamente. Por eso necesitamos un Padre celestial que nos ame, nos sane y nos libere de todo pecado.

¿Qué debemos hacer con el remedio de Dios para el pecado?

Si nosotros rechazamos creer a Jesús y decidimos no recibirlo en nuestras vidas, ¿qué es lo que pasará con nosotros? Veamos Juan 3:18,19
Según Juan 8:1-11. ¿Qué les dijo Jesús a los orgullosos líderes religiosos de su tiempo? Ver específicamente el versículo 7.
En la carta del apóstol Pablo a los Romanos 3:23 leemos lo siguiente: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. Según este versículo, ¿Cuántos son los seres humanos que han cometido pecado?

Conclusión.

Jesús declaró que tenía las mismas cualidades de Dios y recibió adoración como Dios, perdonó el pecado de los pecadores y, además, no se halló en Él pecado alguno. A la vez, se presentó verdaderamente como Dios y verdaderamente como hombre. Hoy hemos visto que Jesús perdonó a una mujer pecadora, pues vio en ella un corazón genuinamente arrepentido. Es así como Él se relaciona con todo aquel que es honesto acerca de su pecado y desea tener un nuevo nacimiento en su vida, recibiendo de este modo la sanidad y la liberación de su problema.

¿Qué decisión tomamos nosotros frente a esta tremenda provisión de Dios para la tragedia del pecado en la humanidad?