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Pastoral 09 MARZO 2025

Pastoral 09 de Marzo - Ap. Alberto Magno Sales de Oliveira

¡Profetizando Líderes en el Territorio!

“La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.

 Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová. Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu. Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo”.

Ezequiel 37:1-10

 

¡Qué cuadro más terrorífico éste descrito por Ezequiel en su visión, digno de una película de Steven Spielberg! El cuadro llega a ser casi imposible en su comprensión o en su realidad. Pero, es justamente a eso que Jehová lleva al profeta a comprender que “nada es imposible para Dios”.

 

Según Ezequiel, fue el Espíritu de Jehová quien lo llevó en espíritu a este valle lleno de huesos secos. Allí él se va a enfrentar al reto de profetizar sobre huesos a fin de ver el milagro de Dios en operación.

 

Quizás este cuadro pueda ser comparado a la realidad espiritual que enfrentamos en estos días difíciles de nuestra generación. Cada vez más los días actuales se muestran tal como dijo Pablo a Timoteo: “días peligrosos” (2 Timoteo 3:1). La indiferencia y la insensibilidad de la gente nos asombra y huele a muerte espiritual por todas partes. Muchos son verdaderos difuntos que deambulan las calles de nuestras ciudades. Tal como dijo el Señor Jesús a una de sus Iglesias en Asia Menos: “Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto”. (Apocalipsis 3:1).

 

Pero es justamente en este valle de muerte que somos llamados a profetizar la Vida de Dios sobre los millares que conforman nuestra generación. Desde el precioso y tremendo momento en que fuimos alcanzados por la Gracia de Dios y por Su Misericordia, nos vimos involucrados con el Amor de Dios que nos “constriñe” y nos impulsa a ser participantes de Su Obra y Ministerio (2 Corintios 5:14). “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”. (2 Corintios 5:20).

 

Es aquí cuando, movidos por el Amor de Dios, nos involucramos de lleno en la Obra del Señor por pura Gracia y creyendo que Dios hará lo que nosotros no conseguimos hacer. Puede parecer locura o mismo imposible, pero Aquel que nos llamó es “…es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros”. (Efesios 3:20). Por eso, levantándonos en fe, abrimos nuestras bocas proféticas para anunciar un tiempo de avivamiento sobre nuestra ciudad y sobre nuestra Nación con un desatar de liderazgo sin precedentes en la historia de la Iglesia del Señor en Bolivia.

 

Somos felices por ser parte de este plan y de este tiempo y aceptamos el reto de ser instrumentos en Sus Manos para algo grande y los milagros que Él está haciendo en nosotros y a través de nosotros.

 

Vivamos, pues, lo sobrenatural de Dios en este 2025, desatando líderes en el territorio de todos y cada uno de nosotros.

 

En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino, Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.