Pastoral 14 SEPTIEMBRE 2025

En el pasado domingo recibimos en nuestro medio a un grupo de hermanos del ministerio Altares de Adoración, cuyo afán es levantar sitios en los cuales el Señor nuestro Dios pueda ser adorado y glorificado. También nosotros hemos hecho un compromiso, desde nuestro Congreso de RESCATE DE LA NACIÓN del 2024, de levantar un Altar de intercesión y clamor ante el Todopoderoso por nuestra Bolivia y altares de adoración por doquiera que vayamos a lo largo y ancho de nuestro país.

A ejemplo de nuestro padre Abraham, que fue un levantador de altares al Dios Todopoderoso y que, al entrar en la Tierra que Dios le mostrara se mostró un adicto por levantar altares que marcaran el territorio e hiciera la diferencia por donde pasaba. El texto de Génesis 13:3-4 nos trae un relato relevante sobre eso: “Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bet-el y Hai, al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová”.

Fue Dios quien le mandó a Abram caminar a lo ancho y a lo largo de la Tierra que le había prometido. Pero, ¿por qué? “Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. Levántate, vé por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré. Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová”. (Génesis 13:15-18).

Dios sólo tenía que decir una sola palabra y la Tierra se llenaría de su gloria. Si lo estudiamos bien, vemos en Génesis 12:18-19, que todavía vivían varios pueblos en la tierra que adoraban a ídolos y a otros dioses. Hicieron pacto con satanás y promovieron un cielo oscuro sobre la tierra, haciendo que el enemigo tuviera derechos en el territorio.

Pero el Señor le dijo a Abram: “Paséate por toda esta tierra”. Y por donde pasó Abram, estuvo levantando altares, logrando así adorar a Dios por donde iba, rompiendo este techo de tinieblas y atrayendo la Presencia y la Gloria del Señor. Y es justamente eso que los hijos de Abraham necesitan seguir haciendo para que “en él sean benditas todas las familias de la Tierra”. Dios quiere que a través de nuestros altares de adoración se rompan los cielos de bronce y de oscuridad.

Lo cierto es que Satanás tiene derecho de gobernar e influir sobre Bolivia en todo lugar en donde se ha hecho pacto con él, y esto es posible cuando se vive en pecado, cuando hay adoración a ídolos, hechicería o culto a tierra o elementos de la creación. Donde Bolivia experimentó rebelión contra Dios o donde acciones de nuestra historia no hayan sido lavadas por un arrepentimiento sincero y búsqueda de Dios, entonces las fuerzas del infierno tienen legalidad para operar libremente.

Si los pactos con Satanás no han sido quebrados sobre una nación, las consecuencias son opresión, tiranía, corrupción, injusticias, pobreza, escasez y necesidad, guerras, catástrofes. El adormecimiento o indiferencia espiritual es otra característica de la influencia demoníaca sobre una tierra, haciendo que los creyentes no se animen a orar. Pero Dios quiere que sean levantados altares de adoración por todas partes en nuestro país, que se rompan los pactos equivocados, que se destruyan los altares paganos y que cada departamento de Bolivia se transforme por el Poder de Dios.

Esta semana, tendremos la oportunidad de bombardear los cielos de nuestra Nación con la adoración del pueblo de Dios. Estaremos celebrando un Congreso más de Adoración para todos los Levitas del Altar. Serán días gloriosos en que atraeremos la presencia del Señor sobre nuestra Tierra. Dejémonos ministrar en cada área en la que el Espíritu de Dios nos llevará a crecer en intimidad con Dios y en la edificación en Su Reino.

Desde ya, alabamos al Señor por las vidas de sus siervos invitados para esta ocasión, mientras invitamos a todos a que seamos parte activa en este ELEVA-2025.

En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino, Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.