Pastoral 19 de Octubre - Ap. Alberto Magno Sales de Oliveira
¡El Llamamiento de las Naciones!
En todo el mundo cristiano muchos se están percatando de que “estamos en un punto decisivo en la Tierra para la humanidad, y si no empezamos a orar el desastre está programado y si nos quedamos en el pasado, pensando en lo que tuvimos y vivimos, va a venir juicio sobre las naciones y sobre nosotros”.
La creciente ola de antisemitismo en todo el planeta y el consecuente odio a Israel y a Jerusalén demandan una atención redoblada de parte de la Iglesia del Señor sobre el escenario mundial. Es tiempo de buscar el rostro de Jehová y no podemos perder este tiempo que Dios nos está entregando. La Palabra dice que Dios busca a un hombre que se ponga en la brecha y que sepan lo que es orar. pues orar no significa mover los labios solamente. Él nos quiere enseñar a orar oraciones que salgan de nuestros corazones y que cambien naciones enteras. Hoy por hoy la Iglesia del Señor Jesús necesita clamar por Israel para que venga libramiento sobre las demás naciones del planeta, pues se las naciones se vuelven contra Israel y Jerusalén, solo podemos esperar lo peor para nuestra gente.
El texto de Zacarías nos habla de “sobrevivientes”. ¿Qué será lo que viene a las naciones como fruto de este mover satánico en contra de Israel y Jerusalén? No tenemos idea de lo que sea. Sólo sabemos que habrá “sobrevivientes” que irán año tras año a Jerusalén a adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, en la Fiesta de los Tabernáculos. Es que Dios siempre tiene un remanente en las naciones de la Tierra que no se ajustan a los dictámenes de sus gobernantes y se mueven por el Espíritu de Dios. Es por eso que podemos decir que “Bolivia ama a Israel” y “ora por la paz de Jerusalén”.
¡Que Bolivia se despierte y comience a orar por la Paz de Jerusalén, en línea con el Salmo 122:6! Si miramos los movimientos de avivamiento en la historia, no importando en qué país, lo primero que se ve son hombres y mujeres que buscaron a Dios. Pero, el segundo punto del avivamiento comienza en nuestros corazones. Tal vez digamos: “Pero esto no es nada nuevo”. Filipenses 2:1-5 nos habla acerca de una actitud del corazón que tenía el Señor Jesús y el apóstol Pablo nos pide que la imitemos. Es la actitud de la humildad que abre las puertas para nosotros ante el Trono de la Gracia de Dios.
Una actitud equivocada es cuando queremos ser importantes o ser protagonistas del mover de Dios en la Tierra, pensando que somos exclusivos o imprescindibles para Él. Dios quiere darnos una nueva forma de vivir. Es natural o normal que todo el mundo quiera ser importante, pero la actitud que Dios busca para que pueda venir e intervenir, es que nos humillemos. Todos los líderes quieren ser reconocidos, entre otras cosas, por tener “su propia visión, su llamamiento específico y entendimiento exclusivo, y querer empujarlos sobre los demás”.
Pero no podemos hablar de una oración con un corazón quebrantado, si en este punto no escudriñamos nuestros corazones, acerca de cuáles son nuestros motivos para servir a Dios. Especialmente si somos líderes o pastores, les preguntamos lo mismo que nos preguntamos nosotros: ¿Queremos edificar el Reino de Dios para que Él se lleve la gloria, o solo queremos quedarnos bien y usamos al Señor como pantalla para nuestro orgullo y nuestros motivos egoístas? Y, ¡qué pregunta!
Si hay motivaciones equivocadas, Dios quiere sacarlas y quiere que nos arrepintamos y que nos humillemos. Él quiere que tengamos un estilo de vida de humildad, donde levantemos a otros, bendigamos a otros, donde otros sean más importantes que nosotros, donde lo importante no sea el levantar nuestro ministerio o a nosotros mismos, sino que Dios reciba la gloria en todo lo que hagamos. Esta es la actitud que Dios bendice. Además, el Cuerpo de Cristo se compone de muchas iglesias y visiones diferentes y en Bolivia tenemos que servir al destino que Dios nos ha dado. Cambio de guarda quiere decir que ya hubo hombres y mujeres que intercedieron por este país, pero Dios está levantando un pueblo nuevo que levanta sus manos a favor de nuestra nación para que Dios pueda dar gracia a Bolivia. No es tiempo para individualismo, más tiempo para que el Cuerpo se ponga en la brecha, con un espíritu de servicio y humildad. Cuando decimos: “Dios, estamos a tu disposición”. Ahí Dios empieza a bendecir y comienza a transformar la nación.
En la economía de Dios, Él está contando con nuestra Bolivia para que sea un instrumento de bendición a Israel y a Jerusalén. Como nunca tendremos que clamar al Príncipe de Paz para que restaure a Israel y la cubra con Su manto de protección, pues “He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha”. (Salmo 121:4-5).
En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino, Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.

