Pastoral 21 de Julio - Ap. Alberto Magno Sales de Oliveira
¿Cómo Debe ser una Célula? – II
He aquí otras Características de una Célula:
- Intensidad – La intensidad mide la profundidad del envolvimiento de todos en la Célula. Esto involucra dos aspectos importantes:
- Compartimiento – Gálatas 6:2 nos dice: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”.
- Confianza – Santiago 5:16 declara: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”.
- Compromiso – Este es un ingrediente indispensable para que alcancemos el blanco. Cuando hay compromiso, hay perseverancia y cuando hay perseverancia es posible alcanzar las metas en la Célula.
- Transparencia – Andar en transparencia es dejar que nuestras obras sean conocidas. La transparencia nos libra de ser exclusivistas, pero sí incluyentes. Hechos 2:42-47 nos revela esta realidad en la Iglesia Primitiva: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”.
- Comunión – Hay una diferencia entre comunión y “comilanga”. Comer juntos hace parte de la comunión cristiana, pero no es la totalidad de ella. La comunión viene de “Koinonya”, y significa tener en común, compartir. Esto tiene que ocurrir de dos maneras distintas: Comunión natural y espiritual.
- Amor – 1 Corintios 13:1-8 nos revela la naturaleza del amor que se requiere en una célula: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.”
- Alegría – La alegría del Señor es nuestra fortaleza. Un pueblo triste es un pueblo debilitado. Lo que nos hace ser un pueblo fuerte es nuestra alegría en el Señor, en aquello que Él hace y ha hecho en nuestro medio. Esta alegría nos alcanza cuando tenemos un corazón agradecido a Dios. Cuando no hay gratitud, tampoco hay la capacidad de ver los hechos del Señor y esto da lugar a la murmuración en el campamento del Señor, que es una puerta abierta para maldición. Proverbios 26:2 declara: “Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, así la maldición nunca vendrá sin causa”.
- Vínculos – Nuestras relaciones generan vínculos y estos vínculos son los eslabones que no unen como un solo Cuerpo en Cristo Jesús. Pero, para que haya relaciones es necesario que pasemos todos por Su Cruz. Relacionarse es practicar la cruz.
Lucas 9:23 nos dice: “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”.
Si estas características están siendo desarrolladas por los líderes, asistentes y participantes de la Célula, veremos que lo sobrenatural de Dios se mueve de un modo muy visible en las vidas de todos los que llegan a la Célula. No será nada difícil contemplar la Mano de Cristo guiando a todos al corazón mismo del Padre. Todos sabrán que el Espíritu de Dios está llevando a Su Pueblo experimentar la Vida de Cristo en nuestro vivir diario.
Oremos para que cada Célula de nuestra Iglesia manifieste estas características en cada reunión para la gloria de nuestro Dios y Padre.
En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino, Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.