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Pastoral 22 SEPTIEMBRE 2024

Pastoral 22 de Septiembre - Ap. Alberto Magno Sales de Oliveira

¡Especialistas para Tiempos Difíciles!

“Entonces dijo Mardoqueo que respondiesen a Ester: No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío. Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; más tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” Esther 4:13-14

Las grandes empresas industriales suelen tener empleados que solamente son necesarios en caso de ocurrir un desperfecto. Cuando algo va mal en la maquinaria, estos hombres se ponen en acción para localizar el defecto, lo reparan y la máquina vuelve a funcionar. Para estos técnicos el trabajo rutinario no es de interés. Son especialistas en descubrir y reparar desperfectos.

 

En el Reino de Dios sucede también así. Dios tiene siempre especialistas cuyo principal objetivo ha sido y es reparar la catástrofe moral; el deterioro en la salud espiritual de las naciones o de la Iglesia. Hombres como Elías, Jeremías, Malaquías y otros de la misma talla han aparecido en momentos críticos de la historia para reprender y exhortar en nombre de Dios y de la Justicia.

 

Miles de ministros religiosos del tipo común, pastores, maestros, podían trabajar quietamente casi sin ser notados mientras la vida espiritual de Israel o de la Iglesia era normal. Pero en cuanto el pueblo de Dios se ha apartado de las sendas de la verdad, inmediatamente han aparecido los especialistas de Dios casi de la nada. Su instinto, capacitado para la dificultad, les trajo en ayuda del Señor y de Israel.

 

Tales hombres han sido drásticos, radicales, a veces casi violentos, y la muchedumbre de curiosos que les rodeaba pronto les tildaron de fanáticos, extremistas y negativos. Hasta cierto punto tenían razón. Eran hombres de mente sencilla, serenos, intrépidos, y éstas eran las cualidades que la ocasión demandaba. Chocaban con algunos, ofendían a otros con sus palabras; pero ellos sabían Quién les había llamado y a qué eran enviados. Su ministerio era de emergencia, y este hecho les hacía diferentes, únicos. Con tales hombres tiene la Iglesia una gran deuda imposible de pagar. La cosa curiosa es que no se les paga mientras viven, pero la próxima generación adorna sus sepulcros y escribe sus biografías como para descargarse de un deber que la pasada generación olvidó.

 

La historia de Israel y de la Iglesia del Señor Jesús ha tenido a estos especialistas que no llevaron a cabo la tarea normal del servicio religioso, sino que desafiaron a los sacerdotes de Baal en la cumbre de su montaña eclesiásticas, reprocharon a los descuidados ministros del altar, afrontaron a los fasos profetas y advirtieron al pueblo por ellos extraviado. Tales hombres no son compañeros fáciles. El evangelista profesional que abandona rápidamente la reunión al terminar para correr a un lujoso restaurante con algunos admiradores a festejar el éxito de su elocuencia y contar divertidos chistes, encontrará una verdadera pesadilla en un tal servidor de Dios que no puede desligarse de su sagrado deber como quien da vuelta a una manivela. El hecho de que insista en mostrarse como un cristiano y servidor de Dios en todo tiempo le hace diferente.

 

Los que los conocen se dividen netamente en dos clases: los que les aman y admiran hasta lo sumo, y los que le aborrecen con acentuado desprecio. Esta es la clase de dicotomía que se está estableciendo en estos últimos días, pues los especialistas de Dios están surgiendo de en medio a una confusión de identidad que asombra en todo el mundo. Apocalipsis 22:10-12 nos dice: Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.

 

En medio a esta zozobra moral y espiritual de nuestra presente generación, Dios está levantando sus especialistas para el tiempo del fin que levantarán delante del Trono de la Gracia un clamor por los hombres, y que proclamarán ante los hombres el Nombre de nuestro Dios. En estos tiempos difíciles, según 2 Timoteo 3:1-5, la demanda por estos especialistas se ve más evidente.

 

Que seamos encontrados por Dios para estos momentos difíciles que estamos atravesando como humanidad y que seamos usados por Él con poder, sabiduría, gracia y unción poderosos para engrandecer el Reino de nuestro Cristo. Tal como Mardoqueo dijo a la reina Esther, decimos a todos: ¿Y quién sabe si para esta hora hemos llegado al reino?

 

 

En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino, Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.