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Pastoral 29 DICIEMBRE 2024

Pastoral 29 de Diciembre - Ap. Alberto Magno Sales de Oliveira

¡Feliz Hanukah!

“Se celebraba entonces en Yerushalayim (Jerusalén) el festival de Janucá (Dedicación), era invierno. Y Yeshua se paseaba en el Templo, por el pórtico de Shlomo (Salomón)” Juan 10:22 Hanukkah es uno de las dos fiestas históricas que han sido instituidas y observadas en el judaísmo junto con las fiestas bíblicas del Eterno.

La historia de Hanukkah es encontrada en los libros apócrifos de los Macabeos, y en el Talmud (Shabbat 21b). El historiador Josefus Flavius la narra en sus “Antiguedades” y se hace mención de esta fiesta en el Nuevo Testamento. ¿Por qué es que este festival se menciona en el Nuevo Testamento? ¿Por qué es que vemos a Yeshuah observando éste festival en Jerusalén? La respuesta es que Yeshuah es judío y el Nuevo Testamento es también un documento judío. Sin embargo, Yeshuah no solo es el Mesías de Israel, sino del mundo entero y la Biblia, desde Génesis a Apocalipsis, es la Palabra de Dios para el mundo entero.

 

Para que comprendamos enteramente la Biblia y a Yeshuah tenemos que verlos desde el punto de vista del pueblo de Israel. En nuestra pastoral explicaremos la relevancia de los acontecimientos que dieron origen a esta fiesta tanto para el pueblo judío como para todo creyente en Jesucristo. Hanukkah debería ser celebrado por todo creyente ya que no solamente Yeshuah, sus discípulos y los primeros creyentes la celebraron, sino que, si no hubiera habido Hanukkah, no hubiera existido Jerusalén, el pueblo judío y Jesús no hubiera estado allí.

 

¿Qué es Hanukkah?

Hanukkah significa “Dedicación”, “Inauguración” o en el contexto histórico “re-dedicación”. Hanukkah ocurre en el período del segundo Templo cuando la dinastía de los Hasmoneos regía sobre el sacerdocio del Templo. En ésta época los sucesores de Alejandro el Grande gobernaban el medio oriente y predominaba la cultura helénica o griega. La cultura griega, a pesar de ser politeísta, exaltaba al hombre, a su cuerpo y su intelecto. Proponía el hedonismo, es decir, la búsqueda del placer por el placer mismo y la inmoralidad como forma aceptada de vida.

 

Desgraciadamente la influencia del helenismo en el mundo fue tan fuerte que gran parte del pueblo judío la adoptó como filosofía y forma de vida, e incluso nuestra sociedad occidental es en gran manera helénica. El consumismo, la búsqueda del placer físico como forma de felicidad, la exaltación y veneración del cuerpo humano y el tener como última autoridad de conocimiento al intelecto humano son característicos del helenismo que nos ha influenciado hasta hoy día.

 

En el año 175 AC, Antíoco Epífanes llega a ser gobernante de Siria. Éste fue un hombre muy ambicioso y malvado que quiso imponer la cultura helénica por todo el territorio que gobernaba. Los sirios-griegos poseían una gran armada y por medio de ella intentaron imponer su cultura helénica sobre el pueblo de Israel.

 

En el año 168 AC, Antíoco Epífanes y los sirios, que controlaban la Tierra de Israel, pasaron una ley que prohibía los sacrificios del Templo de Jerusalén y en su lugar se deberían establecer altares en los cuales se sacrificaban puercos y otros animales impuros. También se ordenó que el Santo Templo de Jerusalén se convirtiera en un templo pagano. Se prohibió la observancia del Shabbat y las Fiestas del Señor, observar la dieta bíblica, la circuncisión y todas las copias de la Torah deberían ser confiscadas y quemadas. Si un individuo aceptaba públicamente ser de religión judía se le aplicaba la pena de muerte.

 

En el quince del mes hebreo de Kislev del año judío 3595 (diciembre del 168 AC) una “abominación (ídolo)” se erigió en el altar del Templo y se comenzaron a sacrificar puercos diariamente en su honor. El Templo fue profanado y utilizado para efectuar actos masivos de inmoralidad, de acuerdo a la costumbre griega. Mucha gente prefirió la muerte a participar en tales abominaciones.

 

En aquellos días un hombre llamado Matatías hijo de Juan, el Sumo Sacerdote, decidió marcharse de Jerusalén y se asentó en una ciudad que se encontraba a solo 10 kilómetros llamada Modiín. Un día aparecieron los soldados del rey Antíoco y quisieron forzar a Matatías el kohen (sacerdote) a que sacrificara un animal impuro al estilo pagano a cambio de una suma considerable de dinero. Él se negó. Sin embargo, hubo un renegado que sí aceptó. Al ver la profanación del Nombre de Dios, Matatías tomó una espada y no solo mató al renegado sino también a los emisarios del rey Sirio. Entonces Matatías se reunió con sus cinco hijos, Simón, Judas (llamado Macabeo), Eleazar, Juan y Jonatán, y proclamó lo siguiente: “¡Todo aquel que sea celoso de la Torah y esté firme en el Pacto, sígame!”

 

Así comenzó una revuelta contra los Sirios que duró tres años. A Matatías y sus hijos les llamaban Macabeos porque a Judas le apodaban Maccabi, que en hebreo significa ‘martillo’ ya que era fuerte y consistente como un martillo. Otra razón por la cual les llamaban Macabeos es porque la palabra Maccabi es un acróstico, es decir, la palabra representa una frase ya que cada letra representa una palabra. Entonces MaCaBi representa: “Mi Camoja Ba-eilim Ad-nai” – “¡Quién es como Tú, entre los supuestos dioses, oh Dios! Y antes de atacar al enemigo Judas y sus compañeros gritaban ésta frase de la Torah.

 

Finalmente, en el año 165 AC Judas Macabeo y su armada de solo 10.000 hombres derrotaron milagrosamente a la armada Siria que consistía de 60.000 hombres de infantería y 5.000 de caballería en la batalla de Bet-Tzur. Después de la victoria y de haber recuperado el Templo de Jerusalén procedieron a limpiarlo, reconstruir lo dañado y a volverlo a dedicar al servicio del único y verdadero Dios de Israel. Esta dedicación o inauguración se le llamó Hanukkah. Sin embargo, para completar la dedicación necesitaban encender la Menorah (el candelabro del Templo), pero encontraron aceite con el sello del Kohen Gadol para un solo día y tardaban siete días más para conseguir aceite apropiado. Pero, los sacerdotes estuvieron de acuerdo en que la actitud correcta en el servicio de Dios es hacer lo correcto hasta donde uno pueda y lo demás lo proveerá el Eterno si es Su voluntad. Pues así, en el día 25 del mes de Kislev del año 3579 (Diciembre 165 AC) utilizaron el aceite para un día y, milagro de milagros, duró siete días más, hasta que obtuvieron más aceite adecuado para la Menorah.

 

Este es el milagro de Hanukkah y, por eso, ahora cada año, comenzando el 25 del mes de Kislev, encendemos al caer la noche ocho luces o velas, en un candelabro de nueve brazos llamado “Hanukkiah”. El primer día encendemos el siervo (la luz o vela que se encuentra sobre las demás y que sirve solo para encender las otras – el Shamash) y una sola luz o vela. El segundo día encendemos el siervo y dos luces y así progresivamente hasta llegar a ocho luces y el siervo.

 

¿Por qué se instituyó éste evento como un festival anual de la nación cuando vemos en la historia del pueblo de Israel milagros de mayor magnitud?

 

La razón de esto es que el conflicto entre el pueblo de Israel y el pueblo sirio-griego no fue solamente de índole militar sino espiritual e intelectual. La lucha era una lucha de supervivencia espiritual ya que gran parte del pueblo judío estaba siendo asimilado por la cultura griega y abandonaban a la Torah como fuente primordial de conocimiento y dirección. En cierta forma la asimilación es más peligrosa para la supervivencia de un pueblo que inquisiciones, pogromes y holocaustos. La persecución solamente nos puede quitar el cuerpo, pero la asimilación nos hace perder el cuerpo, el alma y la fuerza de futuras generaciones.

 

Hanukkah representa la lucha entre el paganismo y el monoteísmo, entre el helenismo y hedonismo y la forma de vida de acuerdo a la Torah, entre la intolerancia y la tolerancia, entre la inmoralidad y la moralidad, la abominación y la limpieza, la exaltación del hombre y la aceptación del Dios Todopoderoso, la veneración del cuerpo y la elevación del alma, entre el placer físico por sí solo y el placer espiritual que eleva el físico, entre la verdad y la mentira, entre lo finito y lo infinito, entre la luz y la oscuridad, entre el Mesías y el anti-Mesías.

 

Por eso Hanukkah, como todas las demás fiestas observadas por el pueblo judío son relevantes incluso en nuestra generación. Quizás más en nuestra generación. Por otra parte, recordemos que Yeshuah vivió solamente 165 años después del milagro de Hanukkah. Los abuelos o bisabuelos de esa generación vivieron el evento que era reciente. El verdadero milagro no fue la victoria militar o el aceite que duró ocho días, sino que el pueblo de Israel no se asimiló a los sirios-griegos, sino que permaneció, a través de una minoría, fiel al Eterno y Su Torah.

 

Si no fuera por Hanukkah y los Macabeos, el pueblo de Israel hubiera desaparecido, el Templo sería un templo pagano y posteriormente destruido. Si no hubiera habido Hanukkah, no hubiera ni Torah ni pueblo judío, y sin la Torah y el pueblo judío no hubiera habido Templo de Dios, y sin la Torah ni pueblo judío ni Templo no hubiera habido un Mesías judío, es decir, no hubiera habido Yeshuah (Jesucristo). Y sin Yeshua no hubiera habido salvación y el mundo se hubiera regresado al vacío, como si nunca hubiera sido. E

 

En conclusión, las luces de Hanukkah representan la luz de la Palabra, de la Verdad, del propósito en Dios, de la luz de la esperanza: la luz del Mesías. Por lo tanto, en esta época de Hanukkah invitamos a volver a dedicar el Templo del Espíritu Santo (nuestro cuerpo, alma y espíritu) al servicio del Eterno. Les retamos a limpiar, a través del Mesías, toda impureza, inmoralidad e idolatría de ese Templo que somos y a hacer una re-dedicación de todo nuestro ser y así poder ser verdaderamente la luz del mundo como lo representan la “hanukkiah” y la “menorah”. Para que podamos recibir el aceite puro del Espíritu del Eterno y así hacer brillar la luz de nuestro Mesías a través del mundo.

 

¡Hag Sameah Hanukkah (Feliz Fiesta del Hanukkah!

 

En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino, Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.