Calle Beni #455, Santa Cruz
+591 3 3 327609
Calle Beni #455, Santa Cruz
+591 3 3 327609

Pastoral 03 MARZO 2024

Pastoral 03 de Marzo - Ap. Alberto Magno Sales de Oliveira

¡Las Bienaventuranzas! – 4

Bienaventurados los de limpio corazón. “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” Mateo 5:8 “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño”. Salmo 24:3-4

Los religiosos de la época de Jesús reprochaban a sus discípulos el hecho de no lavarse las manos antes de comer. Jesús respondió mostrando que lo que contamina al hombre es lo que sale de nuestro corazón, es decir, nuestros pensamientos
(Mateo 15:18-20).

 

Cuidémonos de medir la pureza interior según las formas exteriores. Nuestro corazón es el que necesita ser purificado en primer lugar, para que nuestra vida también pueda serlo. Se trata de aceptar con gratitud el amor de Dios, que nos perdona y nos lava de nuestros pecados. La pureza de corazón es obra de Dios. “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio”, oró David. Y el apóstol Pedro dijo: “Ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos (judíos y no judíos), purificando por la fe sus corazones” (Hechos 15:9).

 

Por supuesto, esta pureza de corazón se muestra en los hechos. La vida de un creyente que tiene un corazón puro es transparente ante Dios y ante los hombres. Sus pensamientos y motivaciones son sin rodeos ni bajezas.

 

Un corazón puro tiene como centro solo a Dios; es lo contrario de un corazón de doble ánimo, que persigue dos objetivos. Solo Jesús tenía un corazón absolutamente puro, desprovisto de duplicidad. Nosotros los cristianos estamos llamaos a seguir esta pureza (Hebreos 12:14). Este esfuerzo constante es posible gracias al poder del Espíritu Santo que actúa en nosotros.

 

Solo los puros de corazón verán a Jesucristo “tal como Él es” (1 Juan 3:2). El creyente posee esta justicia, la única justicia que puede satisfacer a Dios.

 

Bienaventurados los pacificadores. 

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Mateo 5:9

 

Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda”.

Salmo 24:3-4

 

En la Biblia, la paz es mucho más que la ausencia de guerra o conflicto. Es la ausencia total de preocupaciones, unida a la confianza en Dios. Uno de los recuerdos que tengo de mi hermano en medio de sus sufrimientos es que ¡experimentaba la paz que le había dado Jesús, su Salvador!

 

Nuestra paz es Él, regalo gratuito para todos los que creen, costó un precio infinito a Dios: la vida de Su Único Hijo. Cuando recibimos esta paz, podemos vivir en ella con la ayuda de Dios. Si presentamos todas nuestras preocupaciones a nuestro Dios por medio de la oración, esta paz de Dios nos llenará y guardará nuestros pensamientos en Cristo Jesús. Entonces el Dios de paz estará con nosotros para irradiarla. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros. (Filipenses 4:6-7-9).

 

En un mundo enemigo de Dios, el pacificador anuncia que Dios ofrece a todos la reconciliación con Él. Todo lo que se necesita para obtenerla es creer en el Señor Jesús. El pacificador también desempeña un gran papel en los vínculos entre los creyentes. Cuando Jesús habló por primera vez de la Iglesia Local (Mateo 18:29), fue para enseñarnos cómo comportarnos para resolver un conflicto. El objetivo es lograr el perdón, la paz. ¡Recordemos que la reconciliación con nuestros hermanos es un requisito previo para adorar a Dios! “Serán llamados hijos de Dios”. Los que son pacificadores manifiestan algo del carácter mismo del Dios de paz.

 

 

(Transcrito de La Buena Semilla – 2024, 02 y 09 de marzo)

 

 

En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino, Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.